14-N HUELGA GENERAL. SIGUEN SOBRANDO LOS MOTIVOS.


En los últimos días ha salido a la palestra informativa otra medida de recortes del gobierno del Partido Popular. El Gobierno está negociando con la Conferencia Episcopal , sindicatos, organizaciones patronales y gobiernos autonómicos la puesta en marcha de la supresión de los puentes festivos. En teoría se trata de una “medida” que forma parte de esa “reforma” integral del mercado de trabajo que Rajoy ya había anunciado en el mismísimo debate de investidura. Entrecomillo la palabra “reforma” porque, según parece, la derecha confunde conceptos, y donde pone “reforma” debería poner “destrucción”, porque, y a las pruebas me remito, desde que el gobierno Rajoy empezó a “reformar” se ha superado el 25% de ciudadanos en paro, algo que no había ocurrido nunca en España en toda su historia.

Pues bien, como decía, ahora, los españoles no sólo han perdido y van a perder el trabajo, sino también, los que aún lo conservan, van a perder tiempo libre y de descanso. Por quitar que no quede. A este paso a los ciudadanos españoles sólo nos va a faltar que nos quiten “lo bailao”. Eso sí, no a todos, por supuesto; la banca no sólo no pierde nada, sino que se ve inyectada con cantidades astronómicas de dinero público, como la tauromaquia, o la Iglesia católica, o la monarquía; y los defraudadores, las grandes fortunas, y los empresarios presuntamente mafiosos (Eurovegas) tienen, al contrario, un trato de privilegio.

Parece ignorar el Gobierno (lo parece, aunque seguro que lo tiene muy en cuenta) que el descanso y el ocio de los trabajadores no son un lujo, sino un derecho y una necesidad. Y parece ignorar que es un derecho refrendado por la Carta Magna de los Derechos Humanos, que en su Artículo 24 expresa que “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”. Claro que, obviando este derecho, los del PP quizás consideren que eso del tiempo libre y el ocio personal solamente sea un privilegio de algunos sectores, no de los que trabajan duro, precisamente. Y quizás ignore también que, desmintiendo el tópico de siempre, los españoles son los europeos que más horas  trabajan al año (una media de 1.775 horas), ocupando el quinto lugar en el ranking mundial.

Curiosamente, en el listado de técnicas coercitivas de control y manipulación mental (lavado de cerebro) que utilizan las llamadas sectas destructivas o microfascismos, en su objetivo de anular la libertad y de controlar y someter la conducta de sus víctimas, se encuentra una técnica fundamental, la misma a la absurda medida que el Gobierno quiere adoptar. Se trata de la apropiación del tiempo personal, alejando de actividades de ocio y de tiempo libre de los adeptos con la finalidad de evitar la reflexión e intensificar el pensamiento angosto e irracional al que inducen. Efectivamente, restringir el descanso, el tiempo libre y de esparcimiento de los ciudadanos está muy relacionado con el control y la tiranía. El tiempo libre nos facilita el relax, nos renueva y nos descansa, nos armoniza, nos facilita la reflexión y el disfrute de la vida. Y todo eso nos hace menos manipulables.

Curiosamente también, y hablando de sectas, sorprende que en las negociaciones del Gobierno con otros ámbitos político-sociales relacionados con el mundo laboral se encuentre la Conferencia Episcopal , es decir, la Iglesia católica. Me pregunto qué tiene que alegar esta institución en un tema relacionado con el descanso de los trabajadores, siendo, por cierto, una institución que se caracteriza por obtener multimillonarios dividendos de lo público no por trabajar, precisamente; aunque es fácilmente imaginable la postura que defenderán, puesto que son muy dados a criminalizar en sus adeptos, y en los que no lo son también, todo lo relacionado con el deleite, el goce, la alegría y el disfrute de la vida.

Así las cosas, me temo que ya lo siguiente en esta materia será quizás meternos a remar en galeras, y no es hipérbole, sino idea simbólica. Sin trabajo, sin futuro, sin educación pública digna, sin sanidad de calidad, sin ayudas, sin derechos, sin justicia imparcial y gratuita, sin dinero, sin libertad para protestar ante los abusos ¿en dónde ha quedado nuestra supuesta democracia?, ¿qué más nos falta por ver y por soportar para reaccionar? ¿Cuál es nuestro problema?… Y me viene a la mente el historiador y activista social Howard Zinn, cuando afirmaba que “nuestro problema es la obediencia civil, es que la gente es obediente de frente a la pobreza y la hambruna y la estupidez, y la guerra y la crueldad. Nuestro problema es que la gente es absurdamente obediente mientras las cárceles están llenas de pequeños ladrones, y ello mientras los grandes ladrones dirigen el país. Ese es nuestro problema”.

Coral Bravo es doctora en Filología